La presencia romana en el actual territorio de Navarra se constata ya durante las guerras celtibéricas de final de s. III a C., y avanza claramente a lo largo del siglo II a C. en la zona meridional, mientras que en la zona norte de Navarra, la influencia romana es menos palpable.
Urraul Bajo, en la zona media navarra, fue romanizado en el s. II a C. De ello hay abundantes restos arqueológicos en poblados de la época.
Si existió una calzada romana , (cuyos vestigios aparecen en el camino de Tabar a San Vicente) , que desde Ochagavía, hacia Artieda, pasando por San Vicente, llegaba hasta Tabar y posiblemente hasta Nardués, quiere decir que Tabar ya existía en el siglo IV de nuestra Era, pues los romanos dominaron la península Ibérica desde el s. III a. C. (218), hasta principios del s. VI d. C.
Una calzada romana se construía para enlazar núcleos de población de cierta importancia. De ello podemos deducir que Tabar fue villa romana, y de aquí la calzada seguía hacia Nardués, pues cerca de este pueblo también existió otra villa romana: el poblado romano de OIOZ, cerca de Aldunate.
De hecho existen numerosos restos: monedas, cerámica, fragmentos de columnas romanas, etc., junto a Tabar, que aparecen bajo algunos campos cultivados. Los restos existen.
Hace falta ahora, y sería un buen atractivo turístico, que se pusiera empeño en este asunto y se llevaran a cabo gestiones con Príncipe de Viana para la excavación arqueológica: un poblamiento romano aparecería en Tabar, seguro.
Si observamos el trazado de las calles principales de Tabar, nos damos cuenta que siguen el "cardo-decumano" de las ciudades y villas romanas, es decir, el "cardo" eje de N. a S. y el decumano eje E. a O.
Desde casa de Irigoyen hasta casa Juanfort sería el "cardo" o eje principal. Desde casa de Leoz hasta casa Simonena sería el "decumano"o recorrido del sol en 12 horas, perpendicular al eje principal.
Croquis de la calzada romana, realizado por Cruchaga Purroy.